24 octubre 2009

AEC - Capitulo 5

Llevavais diez meses sin capitulos nuevos, pero ya tenéis aquí, otro capitulo del intrigante capitulo que tiene en vilo a los que se nombran en el libro.
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CAPITULO 5:  CORRECCIONES EXTRAÑAS

Aliviados, pero a la vez con nervios, recorrimos el camino hacia el gimnasio, intentamos abrir la puerta y...Maldecimos a la madre del cordero. Simplemente, no abría...

-         Me cago en... – Gritó Dani pegando patadas a la puerta
-         Tranquilízate – Dije yo

¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Ni idea. Decidimos recorrer el patio con el objetivo de encontrar alguna pista... Pero no encontrábamos nada, estábamos completamente bloqueados. Miramos el reloj, y aunque pareciese mentira solo habían pasado diez minutos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, entonces, decidí que:

-         Vamos a ver el cadáver, seguramente haya algo, o por lo menos nos haremos una idea de quién es el canalla...
Subimos las escaleras, a tal velocidad que, incluso Fran se tropezó...

Vimos, desde el pasillo, cómo la puerta de 6º de Primaria, se cerraba. Temblando, avanzamos hacia esa puerta... Carlos abrió la puerta y.... No encontramos a nadie, ni al que había cerrado la puerta ni a el profesor muerto... Solo deseábamos que esto fuese un horrible sueño, una pesadilla. Pero no. Tras unos segundos de desolación nos dimos cuenta de que no todo había desaparecido, quedaba una pertenencia, por llamarla así, de Jorge; los exámenes que corregía.

En rojo, en una pregunta que “Oscar P.P” había quedado en blanco, había algo escrito con muy mala letra... No lo conseguíamos entender del todo, pero que ahora, en estas memorias que ahora redacto sustituiré cada letra que no entendíamos por un guión:
 “H- --d- --n-----”. No era una corrección, porque era una pregunta tipo test. Pero era muy probable que fuesen sus últimas palabras.

Cogí el examen, lo doblé varias veces y lo metí en el bolsillo de mi pantalón, por si el asesino volvía a llevarse la última prueba.

-         Tenemos que llamar a Alberto, creo que sé cómo averiguar qué pone aquí. – Dijo Carlos.

- ♫♪ Eres ton... ♫♪- Alberto no dio tiempo a que continuase sonando su tono de móvil.

-         ¿Novedades? – dijo Alberto desquiciado ya.
-         Más o menos.... Escúchame, pásanos con Ángel.
-         OK

Pero antes de que nos pasasen, cortamos. Vimos a José María. Venía con unas fotocopias en las manos. Le entregamos el teléfono inalámbrico, pensando que si él era el asesino, podría pensar que estábamos llamando a la policía.

Pero, el problema ahora era mayor, pues, pese a todo, lo único que habíamos conseguido de momento era un examen mal hecho con las últimas palabras mal escritas de un muerto y perder el contacto con nuestros compañeros que estaban encerrados...

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